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Foro de "La Nueva Logia del Tentáculo", Asociación fundada el 23 de Enero del año 2001, dedicada al estudio y difusión de la Vida y Obra de H.P. Lovecraft, sus precursores y seguidores, así como todo lo relacionado con el mundo lovecraftiano: literatura, cine, comic, rol, música y cualquier aspecto cultural.

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H.P. Lovecraft 

La Nueva Logia del Tentáculo es una Asociación Lovecraftiana dedicada al estudio de la vida y la obra de H.P. Lovecraft, su Círculo y de la Literatura que le es afin a su creación literaria: Literatura Gótica, Fantasía, Fantasía Heroica, Aventuras, Ciencia Ficción, de Terror con todos sus matices: Terror psicológico, gore o cósmico.

En las Montañas de la Locura de Iván Olmedo
Iván Olmedo (Odemlo), Diciembre 2004

     Escribir, a estas alturas, una crítica de la novela del ermitaño de Providence viene a ser algo así como si en una de esas revistas de cine, tipo fotomanía o cinegramas, nos reseñasen algún clásico añejo como el Doctor Frankenstein de Whale o el Drácula de Browning; evidentemente, poco tienen que ver con la obra lovecraftiana, pero, al igual que a ésta, ya se les ha dado mil vueltas y revueltas con el correr del tiempo. Aquí nos encontramos en esta tesitura, gracias a la reedición por parte de Valdemar de este título en su fundamental y siempre muy apetecible colección El Club Diógenes.

     En las montañas de la locura data ni más ni menos que de 1931 (curiosamente, la misma fecha de creación de los ejemplos antes expuestos) y es, sin duda, uno de los relatos más característicos del hacer de Lovecraft, en donde los aficionados al escritor pueden encontrar referencias claves con que completar su universo particular; así como un perfecto muestrario de todas sus virtudes y defectos habituales. Es, en suma, una obra profundamente lovecraftiana, absolutamente representativa y, aunque no es la más adecuada para que un profano se aproxime con cautela por vez primera al universo del autor, sí se trata de una pieza indispensable para comprender mejor los mecanismos literarios y la magnificencia de una de las mitologías más exuberantes, horrendas, fascinantes, retorcidas y absorbentes que una imaginación humana haya sido capaz de crear. Si le parece al lector que me he excedido con los adjetivos, no estaría de más que adaptase sus coordenadas al lugar donde nos encontramos: el abis(m)al mundo de H. P. Lovecraft, donde toda descripción del horror se queda escasa.

     La horrible pesadilla comienza cuando un grupo de investigadores en diferentes áreas científicas pertenecientes a la Universidad de Miskatonic parte en expedición hacia la Antártida con el objetivo de obtener muestras de rocas y tierra de determinadas capas geológicas y experimentar con varios recientes inventos de su departamento de ingeniería. Lo que iba a ser una misión no exenta de riesgos –sin duda– pero con pretensiones modestas, toma un giro impensado cuando el descubrimiento de raros indicios conduce a sus miembros a avanzar en el interior del continente, donde la realidad palpable de los hallazgos biológicos y arqueológicos hace tambalear las ideas que tenían acerca de la historia de la Tierra y la civilización humana. En un crescendo de horribles descubrimientos e inmersión en demenciales escenarios, los supervivientes de la expedición deben enfrentarse a aquello que se esconde en el interior de unas montañas de auténtica pesadilla.

     Este críptico resumen del argumento casa perfectamente con el espíritu del título. No considero necesario extender más unas explicaciones que no aportarán ningún otro dato significativo para informar de lo que encontramos en el texto. La verdadera esencia de la obra debe ser absorbida con su lectura. ¿Por qué...?

     ...Lovecraft inicia el relato utilizando uno de sus recursos más característicos: por boca del atribulado protagonista nos hace llegar la narración extraordinaria de unos sucesos que mejor estarían ocultos al conocimiento humano pero que, ineludiblemente, es necesario sacar a la luz, aunque con todas las reticencias posibles. Esta inclinación del narrador a temer sus propias palabras –y sobre todo sus propios recuerdos– predispone al lector a fijar su atención en algo que ya se imagina espantoso. Ningún método mejor que el lovecraftiano para llamar nuestra atención. A partir de aquí, la narración asciende por una escalera de horrores en la que cada peldaño nos conduce al siguiente descubrimiento ominoso. Hay que hacer notar, principalmente, un hecho: Lovecraft no es un escritor maravilloso pero es, si se me permite la expresión, un escritor maravillante. La fluidez de su construcción narrativa a todo lo largo de En las montañas de la locura es prácticamente nula. Con frecuencia repite, por boca siempre del único narrador (no hay, debo advertir, ni una sola línea de diálogo en todo el relato) argumentos ya expuestos unas páginas más atrás y frases que se reiteran en demasía. También se le puede achacar un ritmo excesivamente lento, que en ocasiones puede llegar a atascarnos en la lectura pero que, a la vista del extravagante resultado final del relato, en otras ocasiones puede parecer incluso adecuado al ambiente enfermizo y obsesivo de la historia. Es un escritor maravillante porque Lovecraft, como muy pocos, consigue hacernos "ver" plenamente horrores sin cuento mediante insinuaciones y asociaciones de ideas que deja semiocultas tras las cortinas de espanto; es nuestra mente la que fabrica esas imágenes de pesadilla y las hace concretas de alguna forma. Curiosamente en esta obra existe una gran aportación de datos a la hora de describir los extraños seres que los miembros de la expedición encuentran, así como sus antiguos hogares o las mismas montañas que sirven de inmejorable escenario. Todo un despliegue de medidas: longitudes, latitudes, diámetros, y hasta la mínima pulgada son ofrecidas como parte de la oposición de la cordura humana (expresada por la obsesiva actitud de anotarlo todo) ante la evidencia de tantos descubrimientos impensables. La obra es, en la forma, una inmensa y prolija descripción de arquitecturas, fisonomías, geografías, etc... que sirve como catalizador y contraste ante lo que verdaderamente importa: la esencia de casi toda la producción lovecraftiana, la intuición de la existencia de algo superior y desconocido, la comprensión repentina de la pequeñez del ser humano (y sus hombres de ciencia, como representantes cualificados, se supone) ante las realidades que nunca llegaremos a comprender. En las montañas de la locura es, en este sentido, el punto álgido en la carrera del autor.

     Considerada habitualmente como una extensión de la obra La narración de Arthur Gordon Pym, de Edgar A. Poe, es también interesante reseñar aquí que tanto Verne con La esfinge de los hielos como Lovecraft con este horror cósmico quisieron continuar el relato de Poe (o, mejor dicho, de Pym) allí donde éste lo había cortado abruptamente, a las puertas del misterio antártico. Es curioso cómo dos escritores de tan diferentes trayectorias y motivaciones hallaron algo sugerente en la fantasmagórica narración poesca, al punto de dedicar sus esfuerzos a la consecución de sendas novelas. En el caso de Lovecraft, sin demasiado esfuerzo supo integrar perfectamente los escenarios heredados con una profundización mayor en sus Mitos de Cthulhu. Efectivamente, se muestran aquí partes esenciales de lo acontecido en la Tierra mucho antes de la aparición del ser humano, y se cuentan detalles de obligado interés para los seguidores de los Mitos. No deja de ser curioso cómo, al producirse los primeros descubrimientos, los hombres de ciencia relacionan inmediatamente éstos con el infame Necronomicón, antes aún de rebuscar soluciones materialistas, y adoptando posturas de convicción creciente acerca de lo abominable de las evidencias. Algo muy conveniente a las intenciones de Lovecraft y que forma parte de su "receta secreta" para conducirnos por sus obsesivos caminos del miedo. Desde el punto de vista de los mitómanos, por tanto, la obra es imprescindible. Para un lector primerizo que desee conocer la obra de H. P. Lovecraft, recomiendo empezar por sus cuentos; degustar el germen de los Mitos desde sus planteamientos iniciales, y saborear las primigenias sensaciones de horror antes de sumergirse en esta obra, donde hallará, además de respuestas, una consecución de nuevas preguntas difíciles de asimilar. Algo que forma parte de la grandeza de los Mitos.

     En las montañas de la locura es, además, un título perfecto para esta obra de pesadilla. Un título que se amolda sugerentemente a sus intenciones tanto como a sus resultados. Estamos ante una obra que difícilmente caerá en el saco roto de algún lector, y que no puede, no debería, sembrar indiferencia.

     ¿Preparados para forzar los límites de vuestra credulidad cuando conozcáis la horrible verdad acerca de la Otra Historia de la Tierra?



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